Wednesday, July 04, 2007

TARAS (1)

“Creo que aprendí a emborracharme por poco dinero casi por casualidad o por gusto- le dijo- . Quizá tu pienses que emborracharse por tres lucas es mucho, considerando que tal vez tu te emborrachas por menos de dos, pero para alguien como yo, emborracharse por tres lucas es toda una hazaña, aunque si lo pienso, tu podrás pensar que yo me emborracho fácilmente, pero eso es dependiendo del clima”. Era la primera vez que entablaba una conversación con Pere, se sentía un tanto intimidado mientras Pere lo abrazaba y lo trataba con la mayor confianza, el olor extraño, entre pisco y cerveza que expelía su boca hacia las cosas más tensas para Joshua, entonces al ver entrar el ataúd de Paola en la fosa una bola de aire repentina se le instaló en la garganta. “Yo no sé cómo tomar, bebo y es extraño, pues a veces bebo con personas con las que me emborracho, y luego hay otras con las que bebo las mismas cantidades y no me emborracho, y así, puedo seguir bebiendo hasta que amanece, y me acuesto pensando que fue un gran día”. No se reconoció en esas palabras, tampoco se reconoció cuando recibía un vaso de manos de Pere y le sonreía diciéndole que muchas gracias, que era un tipo estupendo, y a ratos se daba cuenta que estaba en las redes de Susy, que el Argentino, que Pere, que Luís, que algunos pintores, o bailarines, o actores, o simples exhibicionistas deambulaban a su alrededor, y no le importó, y no sintió mas miedo, pensó en la paranoia, pensó en las largas horas de insomnio provocadas por el miedo irracional, y quiso abrazar a todo el mundo, cayo en la cuenta que Susy no estaba, o mas bien el no la veía, intento buscarla, no quiso preguntar por ella, así que poco a poco el alcohol cedió paso a un estado de alerta que se parecía mucho al miedo, mucho a la paranoia, nuevamente veía las cosas de la peor manera, y se sintió mal, y quiso vencer esa sensación, pero era imposible, y sus manos empezaron a sudar, y recordó la ultima noche con Susy, e intento disimular, y disimulaba muy mal, y ya Pere no se acercaba a él, y él se dio cuenta, y de pronto vio a Lois con Pere mascullando algo en voz baja, y se asustó, y junto valor, se acerco a los dos pintores, les sonrió, y les preguntó que qué bebían, ellos sonriendo le dijeron que nada, entonces les dijo si les servia algo, ellos se miraron, y le dijeron que está bien, le dieron sus vasos, y él se alejó aliviado, rumbo a la cocina de la casa del, al parecer, hermano de Pere. No quiso mirar entonces, sólo tomó las botellas que se apilaban en el mesón, llenó los vasos, buscó hielo, y se fue, los pintores en silencio recibieron sus vasos, le hablaron, él les hablo, una conversación irreproducible, unas nubes veraniegas, un sol matinal devolvía el trajín a la ciudad, y a nadie parecía importarle, a nadie excepto a dos chicas que miraban por un ventanal a la gente que iba y venia por Bandera con Santo Domingo, mientras analizaban sus looks con comentarios despiadados. Fue lo último que Joshua escuchó, y lo siguió oyendo casi como una canción de cuna, como un mantra ultraterreno que hacia brotar lágrimas gigantes de sus ojos, hasta que se durmió, viendo a Susy abrasada y besándose con dos tipos en la cocina.